jueves, noviembre 18

Cobarde.

Comenzó su carta con las siguientes palabras...
Yo sé que esta no es la forma, perdón, pero no me animaba a decirtelo en la cara. No tengo el coraje que vos tenes para estas cosas.
Cobarde, pensé. Seguí leyendo...
Espero que sepas entender que lo hago por nuestro bien. 
Te amo, sinceramente. Pero no estoy preparado.
Cagón, me dije para mi misma. Es un cagón, pensé...
Yo sé que no lo esperabas pero estoy harto de esto que está pasando; no puedo seguir así, finjiendo, no sos vos, soy yo. YO soy el problema.
Era la gota que rebalsó el vaso, ¡idiota! Tenes razón vos sos el problema, VOS.
Esto no da para más, te amo amor. Pero lo nuestro se acabó. PERDÓN por no poder decirtelo en la cara, no soportaría el echo de verte llorar.
Reí a más no poder. Es un chiste, me dije, ¿llorar? JAJA, sos patético pensé. 
No me molesta que me haya dejado. ¿Te amo amor? ¿Qué clase de hipócrita sos nene? Un cualquiera, ya sé. 
Lo que más me molesta es que sea tan poco hombre, tan cobarde como para no decirmelo en la cara...

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