lunes, diciembre 13

dejavú -el sueño más loco de mi vida-

Estabamos ahí en el colegio, el aula estaba extraña. Había dos pizarrones, uno adelante y otro atrás. Entonces, los bancos estaban algunos mirando hacia el frente y otros hacia el fondo del salón. Era todo muy loco, sobre todo porque ninguno de nosotros llevaba uniforme o guardapolvo puestos, vestiamos ropa de calle.
Entré como lo hubiera hecho cualquier otro día pero el calor era insoportable, estabamos en verano. En el colegio, en verano... what the fuck? 
Si,  ahi estabamos todos. Mis amigas, mis enemigas y yo. ¿Y él?, ¿dónde estaba él? Salí del aula por el calor humano o esa era mi excusa. 
No estaba en ningún lado, pero me seguía a todas partes. Yo sentía su presencia, pero no lo podía ver. Caminé como si supiera hacia donde iba. 
De repente volví al lugar donde todo había comenzado, pero no era el mismo. Digo, yo sabía que estaba en MI AULA pero el lugar no era un aula, era una joyería. Si, había vidrieras repletas de collares con perlas, diamantes, anillos valiosos, oro, plata, todo en vidrieras de cristal y en el medio habia un grupo de gente. De unos 16, 17 años. 
Ellos nos hablaban explicandonos cosas que yo no podía comprender, nos miraban con la intención de que digamos algo. Pero cada uno estaba en lo suyo.
Un chico muy lindo pero que no puedo recordar su rostro me llevó hacia afuera, me dijo que debía prestar atención en las clases pero yo no entendía que era lo que estaba ocurriendo. Me tomó de la mano, de una manera que recuerdo hasta como se sentía, entrelazando sus dedos junto con los míos. Caminamos por los pasillos que de repente se habían vuelto vidrieras y más vidrieras como de un shopping conocido.
No sé como, pero yo me di cuenta de que era hora de que las clases terminaran y por ende, que él, se iría. Lo abracé como si su perfume fuera un imán para mi. Y en un abrir y cerrar de ojos, nos estabamos besando. Fue una sensación extraña; algo que ya conocía, como un dejavú. 
Y así volví a entrar a la joyería que ya tenía más bien aspecto de aula, me recosté sobre la mesa del banco. Cerré mis ojos, me dormí. Cuando desperté estaba en mi cuarto; el sueño había terminado.

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